Resumen de lo publicado:
Esta saga empezó de casualidad y si la termino va a ser también de casualidad.
Si quieren ver la primera entrega vayan a este post .
Para la entrega siguiente, vayan a este post.
HICIERON LA GUERRA Y NO EL AMOR
Si bien la Segunda Guerra no llegó a nuestras pampas, el mundo estaba muy ocupado como para pensar en carreras de automóviles.
Esto impactó en escasez de insumos importados, que afectó también al automovilismo. Se echaba de menos ruedas, repuestos, combustibles, algunos importados y otros fabricados con componentes importados.
En 1942, el gobierno firma un decreto prohibiendo carreras en todo el país, la veda de carreras se extendió hasta 1947.
En el ínterin, los preparadores criollos se dedicaron a afilar sus vehículos, y ya que no tenían repuestos para mejorar los motores, agudizaron el ingenio y surgió un nuevo criterio para preparar los autos: la reducción de peso.
Aparentemente, las carrocerías de 1937 a 1939 eran las más livianas. La estrategia era complementar estos modelos que ya tenían una década encima con motores más nuevos.
La falta de repuestos, se mitigaba mezclando componentes de diversos modelos, recordemos que el reglamento permitía estas ensaladas siempre y cuando fueran todos de la misma marca.
EL TC EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA
Para 1948 se empiezan a correr carreras más cortas. Generalmente se hacía un trazado de rutas entre dos o tres ciudades y la carrera se hacía en este circuito "semi permanente". Esto significa que las rutas se cerraban para correr y luego de la carrera seguián su vida habitual de ruta.
El fenómeno crecía en popularidad, las carreras convocaban mucho público a los costados de las rutas, generalmente ubicados en lugares estratégicos para poder ver la largada, la llegada, el salto, la frenada o el rebaje.
En el imaginario popular se idolatra a los corredores, como si fueran gladiadores que luchan contra la adversidad y regresan victoriosos en sus máquinas preparadas con el sudor de sus frentes.
También hubo varios casos de caballerosidad deportiva impensables hoy en día, como ser corredores que venían punteando que paraban para auxiliar a un colega accidentado o que cedían un repuesto de su auto accidentado para que el rival pueda terminar la carrera. Ya volveré sobre ese tema.
Esta realidad contrastaba con la cantidad de muertos que arrojaba cada carrera, fuera público, corredores o ambos.
Es que los autos iban demasiado rápido sobre caminos sin preparar, de ripio, tierra o barro, las fotos de los saltos del capítulo anterior son un modesto homenaje a la velocidad y arrojo de esos hombres. Para 1950, los promedios estaban entre 130 y 170 km por hora, según fuera en ruta o pista.
Por otra parte, en 1950 se prohibió la importación de nuevos autos, la década trajo un mayor nivel de especialización para mantener la competitividad de los viejos autos.
Afortunadamente había nuevos componentes importados (carburadores, pistones, tapas de cilindro, árboles de levas, etc.) que permitían mayores velocidades, pero al mismo tiempo resultaban más frágiles para las carreras de largo aliento.
Todo esto tenía un costo más alto que desalentaba la participación de muchos corredores.
Párrafo aparte para los Hermanos Emiliozzi que modificaron un motor Ford V8 agregándole válvulas en la cabeza, un prodigio de mecánica e ingenio criollos.
1952 fue el año de la inauguración del Autódromo de Buenos Aires.
Si bien ya había algunas carreras que se corrían en circuito (por ejemplo el óvalo de Rafaela), no dejaban de ser ocasionales, que de ningún modo quitaban la denominación a la categoría.
El autódromo dentro de la Capital Federal fue una invitación demasiado tentadora para desaprovechar. Así es como una de cada tres carreras de ese año se corren en el nuevo escenario.
Posteriormente se fueron abriendo otros autódromos en Mendoza, Mar del Plata, Casilda, Rafaela, algunos con piso de tierra, otros con asfalto.
Esta proliferación de autódromos amenaza con desvirtuar el espíritu rutero del TC.
Las carreras en circuito fueron muy resistidas por los sectores tradicionales de público, organizadores y corredores, que seguían prefiriendo la ruta.
En tal sentido, los circuitos planteaban una forma organizada y segura de disponer al público, a los servicios y a los corredores con sus máquinas.
La seguridad era un argumento de mucho peso al imponer las carreras en circuito, sobre todo si consideramos que los promedios de velocidad ya estaban en los 130 km por hora, definitivamente demasiado para la red vial de ese tiempo.
To be continued...
Gaucho Man
el acabado
Fuentes:
Enciclopedia
TC Una Historia Apasionante
Revista Ruedas
Clásicas – Edición Especial SP Argentinos
Historia
Automovilismo Argentino - La Nación
Revistas
Automundo
Ugo Garibotti